Estamos con vida dentro de un universo dónde lo pragmático parece ser una cualidad en todo lo orgánico. Cada órgano y extensión de los seres vivos está ahí por algo.
Parece que pasa lo mismo con los humanos, todos los apéndices que tenemos como inventos y objetos, son para algo; todos cumplen una función.
En el arte sucede una singularidad, donde lo útil está escondido (en la mayoría de los casos), pero sí está y está adulterado profundamente por la propiedad de novedad que insiste en tener el universo mismo.
Lo mismo que hace el gran objeto universo hacemos artistas e inventores: nuevas yuxtaposiciones cada vez más exóticas de elementos dispersos. Elementos físicos e intelectuales.
Sin proponérselo el arte expresa esta propiedad, y si se lo propusiera sería algo así como: “La idea del orden desde el orden”
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